miércoles, 31 de octubre de 2012

TALLER DE DOCENCIA IV: DÉCIMO NOVENA ENTRADA.

 CUESTIÓN 6:

Amo dar clase y respeto profundamente a mis alumnos, considero que ese sentimiento se trasunta en "dejarlos ser",  esa mi mayor felicidad como profesional; por ese motivo intenté (aunque no siempre lo conseguí) que pudieran ir cada unos con sus posibilidades y particularidades apropiándose de lo que se iba trabajando en el aula.
Mi mayor satisfacción es percibir de que los chicos están a gusto en clase, que disfrutan del aprender, que pueden ir construyendo herramientas para la vida, por todo esto sé que quiero ser una docente que los posicione desde un lugar de lucha, voluntad, perseverancia, pasión, coraje, trabajo y decisión.
Deseo profundamente hallar un espacio de sano equilibrio entre el SABER ACOMPAÑARLOS, GUIARLOS, ORIENTARLOS SIN LLEGAR A AVASALLARLOS, APRESURARLOS O EJERCER SOBRE ELLOS UNA SOBREPROTECCIÓN INTELECTUAL.
En mi residencia intenté poner en práctica esta concepción que es genuina y verdadera pero sentí que no fue tan fácil por el corto tiempo que estuve con los alumnos, por mi inexperiencia, ansiedad y nerviosismo porque a veces las cosas no me salían tan bien como las había planeado.
Cuando notaba que los educandos no recordaban lo que habíamos trabajado en los días anteriores o no habían comprendido recurría a las actividades de recuperación y a las de reiteración, si ellos se oponían intentaba "seducirlos" con algo que les gustaba y cuando accedían les reforzaba la buena predisposición con una actitud  positiva: aplausos, besos, abrazos, caramelos, etc.


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